Karina Jelinek Vs. Jessica Cirio: una historia de odio compartido

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Más allá de las voces en contra de todas las bailarinas famosas de Showmatch por los privilegios que Karina Jelinek tendría en el certamen, nadie está tan enojada como Jessica Cirio; quien increpó al manager que ambas comparten, como ya ocurrió otras veces en los últimos tiempos. Sin embargo, la historia de odios entre las chicas no se remite a su encuentro en el programa de Tinelli. Hay una interna detrás.

Las raíces del odio

Jelinek y Cirio no llegaron nunca a ser amigas pero compartieron cenas, salidas y viajes, fuera del ámbito de la agencia que las tiene contratadas. Ocurre que el actual novio de Karina, el empresario Cristian Romero, es amigo de un ex de la Cirio, Rodrigo, el amor más importante de la rubia en los últimos tiempos. Por eso las chicas se encontraban en cantidad de oportunidades, lo que no generó por eso un vínculo de confraternidad.

Según cuentan amigas en común, les costaba contarse cosas, relajarse y divertirse; con mayor reticencia de parte de Jelinek a profundizar las charlas. Cirio varias veces "quedó pagando" hasta con el saludo de Karina, quien a veces la trataba genial en encuentros sociales, y otras directamente la ignoraba.

A eso se le sumaría una actitud que otras compañeras califican de "caprichosa" por parte de la bailarina favorita de Showmatch. Denuncian actitudes de divismo como no querer usar ciertos vestidos en desfiles y negarse a hacer pasadas; lo que irrita a Cirio quien, dicen, hace muchas más campañas y sin embargo es más "gaucha" a la hora del trabajo.

"Por más que quiso, Jessica nunca la pudo conocer, Karina no se lo permitió", dicen las chicas de la agencia que tratan a las dos. Quienes están del lado de Jelinek afirman que en el fondo es Cirio quien no la tolera y le hace fama de "diva" en la empresa para la que trabajan; que pelean por las campañas y los desfiles, y que el odio es mutuo.

Es Leandro Rud, el representante de las dos, quien permanentemente tiene que equilibrar y "mimar" a cada una por separado para que la sangre no llegue al río y no salgan a defenestrarse mediáticamente.